18 jul 2019

Un estudio sobre movilidad social en Andalucía revela que las mujeres han alcanzado a los hombres en el acceso a la clase profesional cualificada

El Centro de Estudios Andaluces publica un nuevo número de la colección Actualidad sobre movilidad social intergeneracional comparando los patrones de movilidad y su intensidad entre hombres y mujeres

Un estudio sobre movilidad social en Andalucía revela que las mujeres han alcanzado a los hombres en el acceso a la clase profesional cualificada

El Centro de Estudios Andaluces publica el nuevo número 81 de la colección Actualidad centrado en el estudio de la movilidad social intergeneracional de la población andaluza: Género y movilidad social: nuevos datos para Andalucía'. Atendiendo a las trayectorias familiares y al movimiento dentro de la escala de posiciones sociales, el objetivo de este trabajo, realizado por los investigadores Manuel Herrera-Usagre (Universidad Pablo de Olavide) e Ildefonso Marqués-Perales (Universidad de Sevilla), es determinar cuáles son las diferencias entre hombres y mujeres en términos de movilidad social.

El control de la fecundidad, la participación plena en el mundo laboral y la exitosa incorporación al sistema educativo son hitos que han cambiado la fisionomía de nuestra sociedad. La intensidad de estas transformaciones ha sido excepcional en el caso español en comparación con otros países europeos. Este estudio trata de determinar cómo se han manifestado estas transformaciones en el caso andaluz. 

La investigación, basada en los datos de la ‘Encuesta Social 2017. Movilidad social en Andalucía', publicada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía en 2018, toma como referencia dos grupos de edad: aquellas personas nacidas entre 1957 y 1969 y aquellas nacidas entre 1970 y 1982. De sus resultados, se obtiene que, primero, el efecto de la clase social de origen sobre el logro educativo, tanto para hombres como para mujeres, se ha reducido de una generación a otra. Además, se desvela un efecto "curioso", a juicio de los investigadores: los años de educación de la madre resultan tener más influencia que los del padre a la hora de conseguir tener estudios universitarios, una circunstancia que se da tanto en el caso de los hombres como de las mujeres. En general, la educación sigue sirviendo como un "ascensor social", si bien, su efecto se ha reducido ligeramente en el caso del segundo grupo de edad.

En segundo lugar, si bien en lo que respecta a la evolución de las tasas brutas de movilidad social, se observa una ligera disminución de la importancia de la clase social del padre en el destino profesional de los hijos, se ha comprobado cómo en el caso de las mujeres, estas han rentabilizado mucho mejor que los hombres la educación adquirida de cara a conseguir un buen puesto laboral. Las mujeres, en especial en las últimas generaciones, parecen haber mejorado la rentabilidad de sus estudios: las que provienen de las clases obreras tradicionales o de pequeños empresarios han conseguido alcanzar y superar ligeramente a los hombres provenientes de estas mismas clases en el acceso a la clase más elevada, es decir, la clase de servicio o de profesionales altamente cualificados, la clase de más prestigio social y que supone ya una quinta parte de la población andaluza.

No obstante, el patrón de intercambio de clases de padres a hijas que han mostrado las mujeres dista del de los hombres. A pesar de la mayor fluidez demostrada por las mujeres, los trabajos relacionados con los servicios, la administración y el comercio de baja cualificación han sido copados, en su mayoría, por mujeres provenientes de familias trabajadoras. Los hombres, por el contrario, han mostrado una mayor reproducción de las clases sociales de su ascendencia, en especial en las clases altas, en las clases obreras industriales y entre los pequeños propietarios.

El nuevo estudio de la colección Actualidad es el más reciente sobre movilidad social intergeneracional llevado a cabo en Andalucía. Aunque el mejor desempeño de las mujeres de las últimas generaciones a la hora de reducir las desigualdades de origen y la influencia del nivel educativo de los padres sobre el logro social de los hijos son característi­cas que compartimos con otros países, las peculiaridades de Andalucía, marcada por un pasado -y presente- caracteriza­do por las grandes propiedades agrícolas sus­tentadas por grandes masas de trabajadores agrícolas no propietarios, hacen de esta región un caso particular en cuanto a su patrón de movilidad social.

 

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