Este artículo analiza el efecto que en los impuestos ambientales produce la señalización de las empresas contaminantes cuando cada una de ellas tiene información privada sobre su coste de producción, mientras que cualquier otro agente (empresas rivales y regulador) sólo tienen una percepción subjetiva de dicho coste. En consecuencia, existe información asimétrica tanto horizontal como verticalmente, y cada empresa puede manipular estratégicamente la percepción de las empresas rivales y del regulador. Mostramos que si el parámetro de conciencia ecológica del regulador es suficientemente elevado, las empresas desean señalizarse como empresas con coste de producción bajo, para lo cual producirán un nivel elevado de output y emitirán un volumen elevado de contaminación. En este caso, los impuestos ambientales óptimos son mayores que en ausencia de señalización al objeto de que las empresas de bajo coste, en su intento por separarse de las empresas de alto coste (incrementando para ello su nivel de producción y, por tanto, de contaminación), reduzcan las distorsiones en su nivel de output y también de emisiones. Por el contrario, si el regulador valora el medioambiente menos que el consumo, los impuestos ambientales se vuelven negativos (un subsidio por unidad de contaminación emitida), pero cada empresa sigue teniendo incentivo a señalizarse ante la empresa rival y el regulador como una empresa de coste bajo. En este caso, si la cantidad producida por cada empresa señaliza sus costes de producción, es óptimo fijar un subsidio mayor que en el contexto de referencia de no-señalización.
This paper examines the effect of signaling on environmental taxation when each polluter privately knows whether its production cost is low or high, whereas third parties (i.e. the rival firms and the regulator) have only a subjective perception on such a cost. Consequently, there is both horizontal and vertical asymmetric information, and each polluting firm can strategically manipulate both the competitor and the policymaker’s prior cost perceptions. We show that if the policymaker’s ecological conscience is sufficiently high, polluters wish to be perceived as low-cost firms and, to this end, they will produce a high output level and they will emit a high emissions level. Therefore, optimal pollution taxes are higher than would be the case if firms’ costs were not.
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