Nacidos en Málaga en 1975, han codirigido los cortos ‘La chimenea (2003),'Mi hermana (2006) y ‘Tanta gente sola' (2011), y el largo documental ‘El reverso de la realidad'(2007).
"Cuando era pequeño me contaron que mi abuelo Pepe había muerto". Con estas palabras comienza el documental ‘Pepe el andaluz' en la voz de Alejandro Alvarado, nieto del protagonista de esta historia, que no se conformó con la "versión oficial" que le contaron. De la mano de Concha Barquero, se embarcó en un proyecto de búsqueda en archivos e indagación a partir de testimonios personales de sus familiares con un objetivo: encontrar respuestas. El documental ‘Pepe el andaluz', ha recibido el accésit del VI Concurso de Creación Documental sobre la memoria de Andalucía, IMAGENERA.
PREGUNTA.- ¿De dónde nace la idea de hacer un documental sobre Pepe el andaluz?
RESPUESTA.-Alejandro. Surge de utilizar la cámara para conocer la historia de mi abuelo en la que quedaban muchos huecos. En un principio no sabíamos si terminaría siendo una película o un documental sino que en principio fue una indagación muy intuitiva. La realidad fue haciendo que se convirtiera en lo que es.
P. Cuando empieza el proyecto ¿qué se sabía de Pepe el andaluz?
R. Alejandro. Muy poco porque de pequeño me dijeron que había muerto. De adolescente apareció un retrato de él y me contaron que no había muerto sino que estaba desaparecido en Argentina y no se sabía nada. A partir de ahí, aprovechando a lo que me dedicaba, le pregunté a mi abuela. Me había quedado con las ganas de hacer algo sobre mi otro abuelo, que había luchado en la Guerra Civil y al que le había pedido que escribiera algo sobre su experiencia, pero murió antes de hacerlo. Con mi abuela no podía pasar lo mismo, sabía que su historia sería muy interesante. Y así fue.
P. ¿Cómo se planteó la producción del documental?
R. Alejandro. Pusimos la cámara delante de mi abuela y ella nos contó una primera versión de los hechos. Después fuimos viajando por distintos lugares del mundo, ya que mi familia está muy repartida en Colombia, Polonia, Francia... Le preguntamos a todos ellos para recopilar la información sobre quién era ‘Pepe el andaluz'. En Andalucía también buscamos e indagamos en archivos para completar lo que no nos contaban.
P. ¿Qué fue lo más fácil y lo más difícil para conocer y contar la historia?
R. Concha. El hecho de trabajar con tu familia puede parecer que es sencillo, pero sentarte frente tu abuela o tu madre para que te cuente no lo es. Es un arma de doble filo, un reto, ya que tienes que vencer los miedos personales, mucho más cuando en una familia hay una dinámica de silencio, como es este caso. Tienes que adoptar el doble rol de nieto, de hijo y de documentalista. El hecho de utilizar la cámara y usar el rol profesional era lo que ayudaba en muchos casos a romper ese muro de silencio. En el fondo sirvió para que la persona que estaba enfrente se relajara y hablase. La cámara puede ser intimidatoria pero también tiene una función de juego, en el que cada uno adopta un papel. Así era más sencillo decir las cosas.
P. El documental va desvelando la historia de Pepe de la mano de sus familiares, ¿cómo fue la experiencia de descubrir la verdad?
R. Concha. Visto desde fuera, como es mi caso, hay que tener en cuenta que Alejandro siempre había vivido en la versión de que su abuelo se había ido y punto. Nadie se atrevía a burlar esa verdad establecida. A mí esa versión no me convencía en absoluto, era bastante inverosímil. En un principio los descubrimientos que íbamos haciendo nos sorprendían mucho pero debió ser mucho más para él que iba descubriendo que la versión que le habían contado era, más que falsa, parcial.
R. Alejandro. La película servía como una especie de liberación, como de quitarse un peso de encima, sobre todo para mi abuela, aunque para los miembros de la familia también. Ahora los hijos de Pepe, los nietos y los biznietos están conociendo una historia que por circunstancias históricas había tenido que estar silenciada. Ha servido de terapia para la familia que ha recuperado relaciones que estaban olvidadas o incluso para conocer familiares que no sabíamos que existían. Hemos descubierto cómo la abuela había transmitido el amor a Pepe y esa circunstancia ha quedado reflejada en la película. Aunque sea dura de hacer y haya cosas oscuras y difíciles de contar ha servido como un espejo de que la historia de mi abuela y de Pepe el andaluz es la misma historia que la de otras muchas mujeres.
P. Se puede decir que la historia de Pepe el andaluz es mucho más que una historia familiar
R. Concha. Así es y no solo en el contexto español. Hemos proyectado la película en preestreno en Australia y en Argentina, que fue donde la estrenamos. Para nuestra sorpresa las reacciones en la gente son idénticas. En estos lugares la lectura del público es asociar la historia al fenómeno de la inmigración ya que son países receptores, pero las reacciones humanas son idénticas cosa que nos ha sorprendido muchísimo.
R. Alejandro. En EEU, Argentina y en Australia, los inmigrantes creaban una nueva vida y siempre dejaban algo atrás, un pasado que a veces contaban y en muchas ocasiones no. La idea era reinventarse y convertirse en otras personas, para ganar más dinero y tener un negocio o porque estaban huyendo de alguna implicación política en Europa. De hecho, en Argentina se nos acercaba gente y nos contaba historias similares. Habíamos abierto una puerta e incluso a otras generaciones, la de los nietos, que nos contaban que la historia les había dado fuerza para indagar en sus propias historias que se parecían mucho. La película lo cuenta, no se trata solo de contar la historia de mi abuelo sino que es una experiencia de cómo recuperar la memoria, que no es sencillo.
P. ¿Qué ha supuesto recibir el premio IMAGENERA?
R. Alejandro. Es nuestro primer reconocimiento ya que la película se terminó en noviembre de 2012. Al saber del certamen la presentamos, así este premio ahora que la estamos moviendo por festivales supone un empujón para nosotros y decirnos que ha valido la pena ya que otras personas, en este caso el jurado, así lo han reconocido. El documental encaja perfectamente con el espíritu del Centro de Estudios Andaluces y en este caso concreto de IMAGENERA.
P. ¿Cuánto tiempo ha durado la realización del proyecto?
R. Concha. El proceso ha durado diez años porque ha implicado muchas cosas. Ambos estábamos trabajando y dedicábamos nuestro tiempo libre. Han sido necesarios muchos viajes, investigación en archivos y también la digestión de todo aquello que íbamos encontrando. Y el hecho de que también Alejandro lo fuera confrontando con su entorno familiar y con su abuela. La película es el resultado de una experiencia personal nuestra y familiar, del grupo, de poder asumir todo lo que estábamos descubriendo.
R. Alejandro. Ha sido un acto de generosidad y de construcción colectiva. Nosotros somos una especie de guías o catalizadores en el documental en el que los personajes al mismo tiempo son nuestra familia.
L | M | X | J | V | S | D |
---|---|---|---|---|---|---|
1
|
2
|
3
|
4
|
|||
5
|
6
|
7
|
8
|
9
|
10
|
11
|
12
|
13
|
14
|
15
|
16
|
17
|
18
|
19
|
20
|
21
|
22
|
23
|
24
|
25
|
26
|
27
|
28
|
29
|
30
|
31
|