El Ateneo de Sevilla acogió la presentación de la primera edición crítica de ‘Ideal Andaluz', una de las obras más importantes de la trayectoria política e intelectual del Padre de la Patria Andaluza en la que se encuentran muchos de los postulados políticos y sociales que desarrolló y defendió a lo largo de su vida.
Tras presentarse en el Ateneo de Málaga en el mes de diciembre, el Ateneo sevillano acogió este acto el jueves 3 de marzo a las 19.30 horas con la presencia y participación de María de los Ángeles Infante García, presidenta de la Fundación Blas Infante; Mercedes de Pablos Candón, directora del Centro de Estudios Andaluces; Alberto Máximo Pérez Calero, presidente del Ateneo de Sevilla; Juan Ortiz Villalba, presidente de la Sección de Geografía e Historia del Ateneo de Sevilla y Francisco Garrido Peña, profesor de Filosofía Moral de la Universidad de Jaén y autor del estudio introductorio de ‘Ideal Andaluz'.
La presentación se haizo en el mismo foro que hace cien años: el 23 de marzo de 1914, Blas Infante leía su Memoria "acerca del Ideal Andaluz", con la que culminaba el debate ateneísta sobre esta cuestión. Dicha Memoria, ampliada con un conjunto de artículos periodísticos reunidos bajo el título ‘Acerca del Regionalismo Andaluz', se publicó un año más tarde bajo el título de ‘Ideal Andaluz. Varios estudios acerca del Renacimiento en Andalucía'.
En 2015, coincidiendo con el 130 aniversario del nacimiento de Blas Infante y el centenario de la primera edición del libro, el Centro de Estudios Andaluces y la Fundación Blas Infante sumaron esfuerzos con el objetivo de ofrecer a los andaluces de hoy una edición crítica de ‘Ideal Andaluz' que, a modo de guía, permita a los lectores actuales acercarse a este texto fundacional del andalucismo histórico y político.
Desde la primera publicación, esta obra ha sido objeto de múltiples reediciones y reimpresiones aunque, a pesar de la relevancia histórica, política, simbólica y ética que tiene este libro -publicado por un joven Infante de solo 30 años de edad-, así como de las múltiples interpretaciones teóricas y prácticas que tuvo en la época y que ha tenido a lo largo de todos estos años, estaba falto de una edición crítica que facilitase su comprensión.
El libro es el primer título de la colección de las obras completas de Blas Infante en edición crítica que editarán conjuntamente el Centro de Estudios Andaluces y la Fundación Blas Infante. Cuenta con una introducción del catedrático de Historia Económica de la Universidad de Málaga y patrono de la Fundación Blas Infante, Juan Antonio Lacomba Avellán, y un estudio introductorio firmado por el profesor titular de Filosofía Moral de la Universidad de Jaén, Francisco Garrido Peña.
Edición crítica
En su texto, el profesor Juan Antonio Lacomba sitúa esta obra de Blas Infante en la época y debate intelectual en los que surge y realiza una breve descripción de sus aportaciones principales. Por su parte, el investigador Francisco Garrido escribe una guía para entender Ideal Andaluz cien años después recorriendo capítulo por capítulo e incidiendo en los mensajes actuales contenidos en este ensayo escrito por Infante hace ahora cien años. En opinión de Garrido "Ideal Andaluz no es ni un texto literario, ni menos aún histórico, filosófico o científico", es un "ensayo político" que pretende "la emergencia de ‘un pueblo' como sujeto político activo: el pueblo andaluz". A continuación, el libro reproduce el texto original que Infante publicó en 1915 y que difiere en ocasiones de algunas de las distintas ediciones que se han realizado desde los años setenta.
Ambos estudiosos de la obra infantiana, Lacomba y Garrido, reivindican la actualidad ética y política del texto de Blas Infante. Así, el primero alerta de la necesidad de tomar en consideración hoy día las palabras que Infante imprimía en su Ideal: "Andalucía necesita una dirección espiritual, una orientación política, un remedio económico, una plan cultural y una fuerza que apostolice y salve". Mientras que el segundo asegura que en esta obra hay una respuesta "naturalista, igualitarista, federalista, cooperativa, republicana y democrática" a los dilemas y conflictos que vivía la sociedad de entonces y que pueden trasladarse a la sociedad actual. "Blas Infante escribió este ensayo político para impulsar la emergencia de un pueblo cosmopolita. Atravesados por el desierto comunitario de la globalización financiera ¿alguien duda de que este objetivo sigue siendo actual?", escribe Garrido.
Interpretación de Ideal Andaluz
La publicación de Ideal Andaluz hace cien años debe ser enmarcada en el contexto de la crisis política, territorial y social que arrastraba el país desde el siglo XIX y que, en el caso andaluz, fue el caldo de cultivo que alumbró un rico debate sobre el regionalismo, desarrollado en prensa y revistas por varios intelectuales entre 1907 y 1914. Un debate, bien resumido en este libro por el profesor Lacomba, en el que Infante irrumpió con fuerza "con el fin de colocar a Andalucía en el nuevo concierto de las regiones dentro de la regeneración de la nación española", resume Garrido Peña.
Con ‘Ideal Andaluz', Infante aportó muchas piezas novedosas a este debate: la apuesta social por una reforma agraria que propiciase la creación de una clase media campesina; la defensa del universalismo ético y la construcción de una senda cosmopolita, igualitarista, federalista, municipalista, cooperativa, republicana y democrática para Andalucía, etc.
El primero de los elementos innovadores con los que Infante renueva este debate tiene tintes sociales. Es muy conocido el párrafo con el que denuncia la miseria de los jornaleros agrarios andaluces: "Tengo clavada en la conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales; (...) los he contemplado en los cortijos, desarrollando una vida que se confunde con la de las bestias; les he visto dormir hacinados en las sucias gañanías, comer el negro pan de los esclavos, esponjado en el gazpacho mal oliente, y servido, como a manadas de siervos, en el dornillo común; trabajar de sol a sol, empapados por la lluvia en el invierno, caldeados en la siega por los ardores de la canícula". Con Ideal Andaluz Infante abre "el camino a un matizado programa de reforma agraria", a decir de Lacomba, apostando por la formación de una "creación de una clase media campesina" terminando así con la injusta distribución de la tierra, acompañada de una "educación pública concentrada en la educación profesional agraria".
Otra de las grandes novedades con las que Infante da un giro al debate sobre el regionalismo es su "universalismo ético", noción en la que coinciden Garrido y Lacomba. Así, en ‘Ideal Andaluz' Infante "rechaza el odio, el antagonismo, la venganza o el resentimiento como motores para la construcción emocional de la identidad andaluza". Por el contrario, defiende "la alegría y la cooperación entre los individuos y los pueblos". Asimismo, como bien indica Garrido, a lo largo de toda la argumentación de ‘Ideal Andaluz', Infante defiende el "mestizaje" y "cosmopolitismo" como valores identitarios de la comunidad andaluza.
Asimismo, Infante, inserto en la tradición republicana y federalista, defiende en ‘Ideal Andaluz' un "comunitarismo republicano", que poco o nada tiene que ver "con el modelo de nacionalismo que se implantará en Europa", en opinión de Garrido.
Otra de las innovaciones políticas de Infante contendidas en este libro, de plena vigencia hoy día, y que Francisco Garrido resalta en una de las conclusiones con las que cierra su estudio introductoria es su apuesta por la democracia real que, en palabras del profesor de la Universidad de Jaén, pasa por "el municipalismo y el fomento de instituciones de democracia directa como el consejo abierto, la asamblea y el referéndum", ya que sólo así "podrá ser desterrado el caciquismo". De hecho, la "apología democrática es tan vigorosa en Ideal Andaluz -sostiene Garrido- que incluso se extiende retrospectivamente en la historia hacia las primeras culturas que habitaron Andalucía".
En opinión de Garrido sin duda el "estilo confuso e incluso caótico" de Ideal Andaluz ha sido un grave obstáculo para su difusión, dando pie a que el texto haya sido objeto de múltiples interpretaciones esencialistas o teosóficas. Sin embargo, dado el carácter de programa político que tiene el texto, su dificultoso estilo "posiblemente fue en su momento un precio ineludible" que posibilitó sin embargo "su difusión inicial".
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