Seis especialistas, procedentes del Instituto de Cartografía de Andalucía, la Real Academia de la Historia y la Universidad de Granada, participan en tres jornadas de conferencias sobre el legado científico de Francisco Coello. Este ciclo de charlas, que arranca el martes 8 de noviembre y se extiende hasta el miércoles 14 de diciembre, está enmarcado en el programa conmemorativo del bicentenario del nacimiento en Jaén de este ingeniero, organizado por varias instituciones académicas, y que tiene a la exposición 'Francisco Coello, pionero de la cartografía moderna 1822-2022' como una de sus citas principales.
Tanto la citada exposición, como el ciclo de charlas que se desarrollará en paralelo, se desarrollan en la Casa de la Ciencia de Sevilla, un espacio dedicado a la divulgación del conocimiento científico del CSIC. La exposición, conferencias y el resto de actividades de este bicentenario -publicaciones, mesas redondas, recuperación de documentos, etc.- han sido posibles gracias a la ejemplar colaboración institucional de un importante conjunto de organizaciones académicas, científicas y administrativas, entre las que hay que citar al Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía y la Fundación Centro de Estudios Andaluces -entidades dependientes de la Junta de Andalucía-, la Diputación de Jaén e Instituto de Estudios Giennenses, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Instituto Geográfico Nacional, la Dirección General del Catastro, el Instituto Nacional de Estadística, el Ayuntamiento de Jaén, la Universidad de Jaén, la Escuela Politécnica Superior de Jaén y el Ilustre Colegio Oficial de Ingeniería Geomática y Topográfica y el Centro Geográfico del Ejército y la Real Sociedad Geográfica.
Casa de la Ciencia, Avda. de María Luisa, s/n. Sevilla. Entrada previa inscripción en el siguiente formulario.
Tras su paso por el Museo Íbero de Jaén y el Instituto Geográfico Nacional en Madrid, la exposición itinerante llega a Sevilla, donde podrá verse hasta el 9 de enero, para dar a conocer la figura, obra y legado del geógrafo, cartógrafo e ingeniero militar giennense Francisco Coello de Portugal y Quesada (1822-1898), protagonista de una decisiva renovación y modernización de la cartografía en combinación con la estadística en España.
La muestra está comisariada por el doctor en Historia y especialista en la cartografía histórica andaluza, Fernando Olmedo Granados, y propone una demostración del carácter polifacético y del alcance de los trabajos de este hombre de ciencia, sin cuyas aportaciones sería hoy difícil tener una visión apropiada de la trayectoria de la cartografía española hacia su definitiva modernización científica.
Hijo de una familia de linajes aristocráticos afincados en el Santo Reino desde la Edad Media, Francisco Coello de Portugal y Quesada (1822-1898) ve la luz en la casa familiar de la antigua calle Llana de Jaén, a un paso de la Catedral, una calle de ambiente señorial que luego fue rotulada en su honor. Entre sus familiares directos se cuentan varios que alcanzaron cierta notoriedad, desde sus hermanos Diego, periodista, político y diplomático, y José, destacado militar, a su hermana Josefa, distinguida dama de la corte, o su hijo Carlos, escritor y dramaturgo de éxito.
Francisco Coello ingresa muy joven en la milicia y cursa una brillante carrera de ingeniero militar, adquiriendo una sólida formación teórica y práctica en diversas instituciones, en los escenarios de la primera guerra carlista y en varias estancias en el extranjero y en Francia en particular, donde se pone al tanto de los más modernos conocimientos y técnicas de la cartografía y la geografía. De inclinación liberal y progresista, dinámico y emprendedor, desde muy pronto compagina la actividad oficial con las iniciativas empresariales.
A partir de la década de 1840 se asocia con Pascual Madoz, autor del monumental Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, para elaborar un Atlas que le sirviese de complemento, empeño que aborda con intensa dedicación hasta la década de 1870 y conjuga con otros proyectos relacionados con el desarrollo del ferrocarril, la demografía o la geografía histórica. Al compás de los vaivenes políticos propios de la época, accede a diversos cargos de responsabilidad en los organismos, como la Junta General de Estadística, que acometen el desarrollo de la nueva cartografía topográfica y catastral de España, tareas en las que se afana con dedicación hasta 1866, cuando renuncia a sus puestos de responsabilidad en la Administración y pasa al retiro como militar, tras haber alcanzado el grado de coronel.
En las décadas siguientes Francisco Coello se centra en su labor académica y científica como geógrafo y cartógrafo de reputación internacional. En 1874 ingresa en la Academia de la Historia, reflejando su interés por la cartografía histórica, en 1875 asiste al Congreso de Ciencias Geográficas de París y más tarde desempeña un destacado papel en asociaciones y conferencias sobre asuntos geográficos y coloniales.
En 1876 protagoniza la fundación de la Sociedad Geográfica de Madrid, antecedente de la Real Sociedad Geográfica, ligada, al igual que las de otros países, al conocimiento geográfico, las exploraciones y la expansión colonial. Participa en la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas, e interviene como asesor en la Conferencia de Berlín de 1884 sobre África y en los consejos de Ultramar y de Filipinas y Posesiones del Golfo de Guinea, sosteniendo una incansable actividad hasta su fallecimiento el 30 de septiembre de 1898. Como se ponía de relieve en el homenaje que se le tributó a su muerte, con él desaparecía una de las principales figuras de la geografía y la cartografía españolas.
Legado
La aportación de Francisco Coello es especialmente significativa en la definitiva renovación y modernización de la cartografía de España desde las instancias oficiales, tantas veces aplazadas e interrumpidas. En comisiones y juntas plantea una Ley de Medición del Territorio en 1859 que sienta las bases para la confección del nuevo mapa de España de manera centralizada y sistemática sobre fundamentos científicos, en contraste con las dispersas tentativas precedentes.
En esta línea comienza los levantamientos de una cartografía catastral y topográfica que sirve el doble cometido de contar con un catastro de bienes rústicos y urbanos, imprescindible para la gobernanza del Estado y el progreso de la nación, y, por otro lado, de generar unos mapas topográficos de escala y precisión suficientes como para construir un mapa de España moderno y fiable, operaciones que Coello respaldó además organizando una escuela para formar a los técnicos destinados a realizar estos trabajos.
Aunque quedó lejos de rematar tan ambicioso programa cartográfico, sus materiales sirvieron de avanzadilla del Mapa Topográfico Nacional iniciado por el Instituto Geográfico tras su fundación en 1870 y de los mapas de catastro que se desarrollaron posteriormente, verdaderos cimientos y puntos de partida indispensables de la actual cartografía española.
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